Verdaderamente me sentí muy orgulloso y algo emocionado al citar algunos nombres de alumnos y alumnas, amigos todos, que ya los puedo considerar plenamente compañeros.
Una única pega puedo poner: llegué demasiado ajustado de tiempo y no pude saludaros y hablar un rato con todos vosotros y vosotras como me hubiera gustado. Y al final, en el aperitivo, había tanta gente que sólo pude hablar con muy pocos.
Ojalá hubiera podido estar un ratito con cada uno de vosotros y vosotras para felicitaros, daros un par de besos, abrazos, apretujones..., dar la enhorabuena a vuestros familiares y comprobar lo orgullosos que están de vuestra graduación. Y, por supuesto, deciros lo guapísimos que estabais todos y lo preciosas que ibais todas.
En fin, aunque sea virtualmente, espero que todos recibáis mi cariño y felicitación por lo que habéis conseguido y, sobre todo, por lo que sois. Es decir, por haberos titulado, por vuestra graduación, por ser maestros... pero sobre todo, por ser tan buenas personas como sois, que es lo verdaderamente importante. Seréis un gran ejemplo para vuestros afortunados alumnos y alumnas.
Los que habéis estado de prácticas... ¿a que os da mucha pena dejar a vuestros alumnitos y alumnitas? ¿a que ya los llamabais "mis niños"? A mí me ocurre lo mismo.
A todos mis niños y niñas: hasta siempre.